domingo, 9 de marzo de 2008

ESTEREOTIPOS, NO GRACIAS

ESTEREOTIPOS
Desde que nacemos, el cerebro y el razocínio tienden, sin nosotros quererlo, a hacer una representación un tanto simplista y estereotipada de las cosas con el fin de facilitarnos la adquisición de conocimientos y mecanismos de defensa naturales ante fenómenos que amenazan nuestra integridad. Tendemos a identificar los objetos, las personas y todo aquello que percibimos a través de los sentidos mediante un sencillo sistema de atribución de rasgos distintivos, de esta manera nuestra memoria es más efectiva y el proceso de almacenamiento de datos es mas rápido.
Esta manera sencilla y estructurada de percibir nuestro contexto ha sido bien aprendida por las empresas y la publicidad. El lenguaje visual, los simbolismos y las ambigüedades son moneda de cambio común en campañas publicitarias de ropa, comida, coches,… sin darnos cuenta, se explotan modelos con los que nos identificamos, rasgos físicos, colores, roles sociales, familiares,… que provocan una inconsciente simpatía por una marca y sus productos.
Hasta aquí no habría problema si esta marca y estos productos no nos estuvieran transmitiendo de manera sutil un mensaje dañino: extrema delgadez, comida basura, coches grandes y potentes consumidores de grandes cantidades de petróleo, discriminación sexual, …
Al cabo del día, de la semana, del mes y del año, las personas se ven sometidas a un bombardeo incesante de imágenes y mensajes publicitarios que no siempre contribuyen de manera positiva a una sociedad mejor.
Es por esto que se hace necesario un lenguaje que deje en evidencia a estas marcas, que muestre el verdadero sentido de las campañas y lo perjudicial de los contenidos publicitarios que nos invaden en cada esquina y cada espacio público (y no tan público: móviles, Internet, escuelas,…). La contra publicidad cobra sentido como lo cobra el personaje de “El mito de la caverna” de Platón, destinado a mostrar la luz y la verdad de las cosas aunque en ello perezca, en la medida que la publicidad siga utilizando la manipulación y el engaño en sus mensajes será necesaria la presencia de estos sujetos en todos los espacios públicos, aún por reconquistar como tales.
Encarnación Rodríguez Fernández.

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