lunes, 25 de febrero de 2008

¿QUIENES SON LOS DUEÑOS DE LOS ESPACIOS PÚBLICOS?

¿QUIENES SON LOS DUEÑOS DE LOS ESPACIOS PÚBLICOS?
¿Alguna vez ha utilizado un espacio público para comunicarse con sus vecinos o para lanzar un mensaje escrito o visual que refleje sus preocupaciones, sus ideales o pensamientos? Si lo ha hecho seguramente haya terminado en comisaría o corriendo con un spray escondido en la mochila como un fugitivo. Pero, ¿lo público no es de todos?
La cuantía económica para poder alquilar un soporte solo está al alcance de las compañías, así se convierten en las dueñas de lo que en teoría nos pertenece como ciudadanos. Un trámite económico y burocrático es suficiente para legitimar el uso de lo público. Si tienes un compromiso social y lo comunicas utilizando el espacio público, serás considerado un delincuente “grafitero” que ensucia la ciudad, un loco que altera el orden público con el teatro, o un músico disturbador que emite mensajes que nadie quiere escuchar. La expresión artística, la necesidad de comunicarnos o de responder a unos mensajes publicitarios que jamás hemos pedido ver está penada con cárcel. ¿Dónde queda nuestro derecho a la libre expresión?
La piratería publicitaria nace del deseo de expresarse y responder a los mensajes publicitarios cuya estrategia comunicativa es unidireccional con la consiguiente pasividad del receptor. Los casos mas interesantes de piratería son los contra mensajes que se apoderan de los métodos de comunicación de las empresas para emitir un mensaje totalmente contradictorio al que se deseaba transmitir. A veces la subversión publicitaria trata de comunicar aquello que las grandes firmas omiten, como por ejemplo las prácticas laborales.
¿Cuál es el objetivo de los llamados “rompeanuncios”? Reivindicar el uso del espacio público como tal, hacer que los espectadores se planteen la estrategia de los anunciantes y comunicar públicamente la parte oculta de las prácticas de algunas empresas.

SOBRE EL DISCURSO PUBLICITARIO

¿ES POSIBLE ALGÚN DISCURSO QUE NO SEA PUBLICITARIO?

Podríamos pensar en las necrológicas, pero también estas se venden otorgando mayor o menor importancia al tamaño y al espacio que ocupan en el medio.

La única fórmula para escapar del discurso publicitario la encontramos en la red.Estos mensajes anónimos atentan contra la estrategia del anuncio original.

No obstante, la contrapublicidad provoca que el receptor recuerde la marca. Podemos pensar que la subversión antipublicitaria también es publicidad. La pregunta, y con ella abrimos un debate, es la siguiente: ¿conmueve los cimientos de la sociedad del consumo?